Que el 95 % de la cognición sucede más allá de nuestro cerebro consciente no es ninguna novedad. Como en su día muy bien explicaba en su libro » Cómo piensan los consumidores» Gerald Zaltman ( reconocido profesor de Harvard) la mayor parte de las decisiones provienen de nuestro cerebro emocional y subconsciente.
Sobre esto se ha escrito y trabajado ya mucho alrededor del marketing de producto y empresarial, pero no tanto entorno a la marca personal.
Para adentrarnos un poco más en el tema debemos partir de la premisa de que LAS EMOCIONES VENDEN.
Según el experto Daniel López Rosetti, las emociones cumplen tres funciones: adaptativa, social y motivacional.
La adaptativa provoca que nos aproximemos más o menos a una marca. Su fin es cuidarnos, preservarnos y evitarnos sufrir.
En la función social se trabaja en la sintonía con nuestro entorno. Provoca que actuemos realizando acciones en consecuencia, empaticemos, comuniquemos afectos…
Si nos centramos en al motivacional nos centramos en la acción. El impulso para ese paso – acción/ reacción.
Conocer nuestras emociones en profundidad nos lleva sin duda a conseguir sacar esa auténtica propuesta de valor de nuestra marca personal. Eso que nos hace diferentes, que conecta, que deja huella.
Todo ello consecuentemente nos permitirá coger mucha más consciencia de nosotros mismos, del entorno y por supuesto tener un mayor control sobre ellas.
Obvia decir, que este proceso nos permitirá también tener un radar mucho más efectivo para detectar oportunidades en el mercado para algo básico en la propuesta de una marca personal y esquema del que tantas veces hemos hablado:
PROBLEMA- SOLUCIÓN.
Por supuesto tampoco podemos olvidarnos , en el propio blog encontraréis varios artículos sobre ello del famoso storytelling. La mejor forma de conectar y sobre todo de transmitir las emociones son las historias.
Son muchos los expertos que consideran que todo el espectro emocional puede reducirse sólo a 4 emociones básicas: la felicidad, la tristeza, el miedo y la ira. Lo que está claro es que si queremos desarrollar una marca personal exitosa, tenemos que aprender a leer entre líneas, a percibir matices entorno a estos cuatro parámetros y sobre todo a desarrollar una estrategia muy bien enfocada al nicho de mercado que previamente delimitemos.
Solo así conseguiremos la auténtica solidez entorno a ella, ya habrá tiempo después de ampliar y diversificar.